Historias
Transformando Generaciones: Promotores comunitarios de salud en la República Dominicana
Leona Adolfo lleva 45 años trabajando como promotora de salud comunitaria en el batey Mata Mamón, una zona cercana a Santo Domingo, la capital de la República Dominicana. Nacida y criada en un batey, Leona sabía muy bien lo difícil que era acceder a la atención médica en comunidades como la suya. Los anticonceptivos, por ejemplo, eran caros y difíciles de encontrar, y muchas mujeres tenían que esconderse de sus parejas, que se sentían amenazadas por sus deseo de decidir si querían tener hijos, cuándo y cuántos.
Sus experiencias en el batey llevaron a Leona a colaborar como voluntaria con Profamilia, socio de Fòs Feminista, en 1979, facilitando acceso a información sobre salud sexual y reproductiva en su comunidad. Testigo del impacto de su trabajo como promotora de salud, Leona siguió estudiando enfermería, y desde entonces ha seguido colaborando con Profamilia.

Como Leona, alrededor de medio millón de personas viven actualmente en bateyes - comunidades rurales de inmigrantes haitianos o personas de ascendencia haitiana que se establecieron originalmente en torno a los ingenios azucareros. El declive de la producción azucarera y la opresión generalizada del pueblo haitiano en la República Dominicana han marginado aún más a los bateyes, donde muchos residentes son indocumentados y se enfrentan a múltiples obstáculos para acceder a necesidades básicas como la educación y la atención médica.
Como organización líder en equidad de género y salud sexual y reproductiva en el país, el trabajo de Profamilia en los bateyes es múltiple. Además de apoyar la formación de promotores de salud comunitarios que incluyen a jóvenes dedicados a la educación entre pares, Profamilia opera una unidad sanitaria móvil que ofrece servicios ambulatorios de SSR e información. Para garantizar que no haya barreras económicas que impidan el acceso a la atención en la clínica, Profamilia ofrece a las mujeres y niñas batey servicios gratuitos.

Desde hace casi una década, Leona trabaja en la unidad sanitaria móvil de Profamilia, viajando de batey en batey para administrar citologías, métodos anticonceptivos y otros tipos de servicios de salud sexual y reproductiva. Los promotores de salud de la comunidad desempeñan un papel importante a la hora de garantizar un trato humano y confidencial para todos, a menudo en criollo haitiano. Leona aprendió a hablar criollo de niña con su padre, que emigró de Haití a la República Dominicana en los años 40 y con quien también aprendió a cuidar de los demás. "Si puedes ayudar a los demás, debes ayudarles, sin esperar nada a cambio", afirma.
Leona quiere dejar un legado como "un luchador que luchó por mis comunidades batey". Ya lo ha hecho. El trabajo de los promotores comunitarios de salud en los bateyes es intergeneracional, y cuantas más mujeres y jóvenes participan, más cambia la comunidad. Esa ha sido la experiencia de Laureni Sierra Tejeda, de 24 años, que participó en las sesiones de capacitación juvenil de Profamilia. Después de que ella y otras personas pusieran en práctica las técnicas de salud sexual y reproductiva que aprendieron con Profamilia, Laureni observó que había menos embarazos adolescentes e infecciones en su comunidad.
"Una comunidad sin acceso a la educación, en la que la gente crece para casarse y tener hijos nada más llegar a la adolescencia, es una comunidad que siempre luchará contra la pobreza", afirma Laureni.
Se ha comprometido a continuar el legado de promotores de salud comunitarios como Leona, y ahora está construyendo un camino diferente para ella y su familia como estudiante de Derecho.
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